Los jóvenes cobran un salario real que es un 24% más bajo que antes de la crisis y el 27% quiere cambiar de trabajo

 

El 27% de los ocupados menores de 25 años está buscando activamente otro puesto de empleo diferente al actual. En concreto, uno de cada cuatro profesionales jóvenes se encuentran en esta situación. Una cifra que crece 14 puntos porcentuales en el último trimestre y 5 respecto al mismo periodo de 2016. Es una de las conclusiones del informe que hoy ha presentado Randstad sobre la intención de cambio laboral de los trabajadores españoles.

Además, a medida que aumenta la edad del empleado, desciende la búsqueda de otro trabajo, algo que, por otro lado es lógico. Así, el segundo grupo de edad que más busca otro puesto es el formado por empleados con edades comprendidas entre 25 y 45 años. El 19% de estos profesionales están buscando activamente otro empleo, un dato que se mantiene estable con respecto al primer trimestre del año, pero que crece dos puntos porcentuales con respecto al mismo periodo de 2016.

Sobre el total de ocupados, Randstad detecta que el 14% de los empleados españoles se encuentra buscando otro puesto de trabajo diferente al actual. Este dato supone un descenso de un punto porcentual con respecto al primer trimestre del año y también respecto al mismo periodo de tiempo de 2016. Si se analiza la serie histórica, se observa que hace tres años, el porcentaje de trabajadores que buscaban de forma activa otro empleo era del 12%.

El informe también analiza este aspecto dependiendo del país de residencia del profesional. Los trabajadores españoles son los europeos que más buscan de manera activa otro empleo. En concreto esta tasa en España se sitúa cinco puntos porcentuales por encima de la media europea (9%). Italia, Grecia (10%), Reino Unido (12%) y Noruega (13%) son los otros países europeos que superan esta media.

En síntesis, el informe nos dice que mientras en el último año se “normaliza” el mercado laboral, al mantenerse la cifra de los empleados que quieren cambiar de empleo, en los  jóvenes no solamente se produce este efecto, sino que se da el contrario, con cierta fuerza ya que sube 5 puntos porcentuales el número de los que quieren cambiar.

Viendo la evolución de la economía y el crecimiento cuantitativo del empleo, la evolución de la cifra global de quienes quieren cambiar parece lógica. Con todo, la anomalía –por lo menos aparente- se produce en los jóvenes que a mayor actividad, tienen mayores deseos tienen de cambiar.

En esta anomalía pueden jugar dos factores. Por un lado, el ver como la remuneración que reciben es muy baja y quieren mejorar –dato extensible al resto de condiciones laborales- y, por otro, sentirse empujados por la mayor probabilidad de mejora al ver que el entorno se mueve positivamente. Estas mejores expectativas explicarían que hace unos años, en plena crisis, el deseo fuera de mantener a toda costa lo que se tenía y ahora sea de mejorar. En un año cinco puntos porcentuales es mucha diferencia.

De todos modos, más allá de este informe –pero muy ligado a las causas que se tratan en el mismo-  hay un hecho difícil de explicar. Si examinamos la estructura salarial de salarios que publica anualmente el INE, se puede observar como en 2015 (último año conocido, publicado en 28/6/2017) los salarios medios subieron en términos corrientes un 1%, mientras los de los jóvenes de 20-24 años cayeron un 4,8%. ¿Por qué? Probablemente las condiciones globales de  contratación (tiempo del contrato, horario…), también empeoraron en este segmento de edad. Pero la situación se hace todavía más difícil de entender si vemos lo ocurrido con los salarios de este segmento de edad durante la crisis. Fijaos. El salario medio total, desde 2008 a 2015 aumentó, en términos corrientes, un 5,5%, según la fuente citada del INE. Ahora bien, el de los jóvenes, bajó en este periodo ¡un 15%!!! Si aplicamos la correspondiente devaluación por inflación, nos daría una pérdida de poder adquisitivo del salario medio total del 3% y en los jóvenes de 20-24 años, del ¡¡24%!!!

Visto de otro modo, el salario medio de los jóvenes en 2008 suponía el 61% del medio global y en 2015, era del ¡¡¡48%!!!

Si los bajos salarios suponen ya un problema que empieza a preocupar a nivel empresarial –porque puede dar al traste con la recuperación de la demanda interna-  los que reciben los jóvenes son de juzgado de guardia y, más todavía, la evolución que siguen. Visto lo visto en la marcha de los salarios (no se qué habrá pasado en 2016) incluso me extraña que la cifra de los que quieran cambiar sea la que es y no mayor… Lo único cierto de todo ello, es que eso no puede seguir así.