Un vistazo a las pensiones…  20 años después

Las tendencias en el campo de las pensiones, donde juega decisivamente el factor demográfico, tienen por definición una evolución muy lenta y la gran preocupación que muestran muchos estudiosos es cómo convencer a los políticos y a la población de que es urgente empezar a trabajar en un problema que no debe presentarse seriamente hasta dentro de unos años. Y, además, sin ser tildados de catastrofistas. Es una tarea muy difícil, como no dudaron en asegurar los profesores González Páramo, de la Universidad Complutense, Sergi Jiménez y Vincenzo Galasso, de la Carlos III, todos ellos reconocidos especialistas en el tema.

Ante el peso creciente que tiene el grupo de las personas mayores en la sociedad se produce un alejamiento entre los políticos, que piensan fundamentalmente en términos de votos, y los técnicos, que deben mirar estrictamente por la solvencia del sistema. “Parece como si no se quisiera aceptar que la población es cada vez más vieja y que el peso de los votantes es mayor progresivamente —explica Galasso—. En Estados Unidos, los jubilados son el segundo ‘lobby’, por detrás de la industria del armamento. Y es muy difícil implantar reformas con la oposición de estos grupos. Con todo, allí ya fueron conscientes de la situación hace 20 años, contando, además, con que la generosidad de la Seguridad Social norteamericana es mínima.” La tasa de dependencia (mayores de 65 años sobre personas entre 15 y 64 años) del 24%, es uno de los factores de preocupación, a la vista de cómo se ha conjugado un alargamiento de la vida con una caída de la natalidad.

Los dos párrafos anteriores tienen una actualidad enorme, el día después de saber que el Tesoro Público realizará este año un préstamo de 15.000 millones a la Seguridad Social para que se puedan pagar las pensiones de 2018. De esta manera, el Gobierno recurre de nuevo a un crédito del Tesoro Público ante el importante déficit que arrastra la Seguridad Social. Ya lo hizo en 2017, cuando el organismo activó un crédito de algo más de 10.000 millones de euros, y lo hace de nuevo este año con una cifra que además aumentará en un 50%. En la hucha de las pensiones quedan 8.000 millones, pero el Gobierno no quiere dejarla seca.

Cómo decía los dos primeros párrafos son actuales. el problema es que llevan años en la hemeroteca.  Los publiqué en La Vanguardia en octubre de 1999. Han pasado casi 20 años y la situación sigue siendo preocupante. La tasa de dependencia, por ejemplo, ya se acerca al 30%  y sigue subiendo cada año y la cifra de pensiones contributivas era de 7,5 millones frente a los 9,5 millones actuales. La pensión media estaba algo por debajo de los 500 euros y hoy algo por encima de los 900…

O se ajustan las pensiones o alguien paga más para mantenerlas. No hay más cera que la que arde.  Ayer, Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, apuntaba una posible vía, que, sinceramente, no creo vaya a prosperar. Me suena a populismo y a darle más caña al malo de la película que es la banca. No me gusta mezclar peras con manzanas. Cada cosa a lo suyo. Sánchez dijo que los españoles contribuyeron “con el sudor de su frente” al rescate de la banca, y que por lo tanto lo “justo” es que ahora sea la banca quien ayude a sostener el sistema de pensiones. “La banca fue rescatada por todos los españoles; ahora pedimos a la banca que contribuya al rescate del sistema que mejor representa los intereses de todos los españoles: su sistema de Seguridad Social”, reza el documento aprobado por la comisión ejecutiva federal del PSOE el pasado 8 de enero y que ayer presentó Sánchez.

 

La resolución del problema es urgente, pero el gran temor, la gran pregunta es, ¿los pensionistas dejarán de cobrar alguna vez? No! hace 20 años los tres profesores ya aseguraban que debe huirse del catastrofismo. “Si un año no alcanzara el dinero de la Seguridad Social, las pensiones se pagarían directamente de los impuestos. Hay que ahuyentar falsas preocupaciones a los pensionistas. Ello no quita, sin embargo, que estemos obligados a evitar que se llegue a este punto”, decían. Lo que sucede es que si se han de pagar vía impuestos (con los créditos actuales del Tesoro, en el fondo es algo parecido, pero mucho más alambicado) otras parcelas del estado del bienestar quedarán recortadas… y tampoco estaremos dispuestos a aceptarlo.